lunes, 26 de octubre de 2015

El ocaso de Europa. Alejo Carpentier







Viernes 14 de junio de 1940: amanece; un retumbar ininterrumpido despierta de su sueño a la ciudad; son los miles de pisadas de botas en la calzada de los primeros soldados alemanes entrando en Paris. La esvástica queda enarbolada en la azotea del Arco de Triunfo pasadas las 10 de la mañana. Tras presentar sus respetos a la tumba del Soldado Desconocido, los generales de la Wehrmacht dan la orden de comenzar el desfile de las tropas. Paris ha caído. Una semana después, ocupada la ciudad, Adolf Hitler se retrata delante de la Torre Eiffel: Europa quedaba, tras la blitzkrieg, la "guerra relámpago", humillada y rendida a sus pies.

  El ocaso de Europa plasma la mirada de un observador, Alejo Carpentier, que escribe desde Cuba, a un océano de distancia de aquellos acontecimientos, pero que vive como un drama intimo el espectáculo de una Europa en ruinas, devastada por la vileza y el horror extremos, que cuestionaban la vigencia y validez del antiguo proyecto iluminista basado en la razón y en la fe en el progreso. Para Carpentier, cronista de excepción al calor de una coyuntura histórica convulsa y llena de urgencias, la catástrofe vivida por Francia no se debió tanto a su derrota militar como a la destrucción de su inteligencia: las trincheras en las que Europa perdió la batalla no fueron otras que las de la cultura, fruto de la "traición" a sus esencias espirituales. Los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, con la debacle bélica francesa y la hegemonía militar nazi en primer plano, evidenciaban ante todo esa crisis espiritual y un mundo que agonizaba.

  Carpentier reflexiona, en estas crónicas inéditas hasta ahora en forma de libro, acerca de las posibles causas de esa catástrofe y en sus consecuencias futuras. La derrota sin paliativos sufrida por el país que había sido faro y guía de la cultura occidental se constituirá en prueba definitiva del Viejo Continente y sus valores.







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