miércoles, 11 de noviembre de 2015

La carta que nunca llegó a su destino. Eliseo Diego


















Carta a Alicia


Eliseo Diego


La Habana, 16 de abril de 1988 Srta. Alicia Liddell,
Universidad de Oxford,
Gran Bretaña.



Querida Srta. Alicia:


  Tengo pocas esperanzas de que esta carta llegue a sus manos, pues hay miles de kilómetros de agua entre la Isla donde usted vive y la mía, que es un poco más pequeña, debo reconocerlo, si bien es una isla también, a fin de cuentas, y las islas debieran quererse unas a otras como hermanas, lo mismo que usted, Lorinda Carlota y Edith, que son también hermanitas. Hay otra dificultad, y es que mi carta tendría que viajar al revés, no de este sábado, digamos, al miércoles que viene, sino del miércoles que viene a este sábado, lo que resulta bastante complicado, por no decir enrevesado –cosa que no sé muy bien qué cosa sea.
  
  Ayer, viernes 4 de julio de 1862, dio usted un paseo en bote por el río, en compañía de sus dos hermanas y del Profesor de Matemáticas de la Universidad y un amigo suyo. Claro que usted en el mencionado viernes sólo tiene diez años, y el Profesor de Matemáticas –creo que se llama, o le dicen, Lewis Carroll, y su amigo, son sólo personas mayores y amigos de la familia– les propuso a ustedes el paseo porque en realidad se aburre con las personas mayores y prefiere conversar con los niños. No me extraña, porque a mí me pasa lo mismo.

  El motivo de estas líneas es resolver una duda que he tenido siempre. Según el libro que escribió el Sr. Lewis Carroll, usted y Lorinda Carlota estaban solas a la orilla del río cuando apareció el Conejo con el Reloj de Bolsillo en el Chaleco y usted no pudo menos que seguirlo por la madriguera abajo hasta llegar al mundo subterráneo –es decir, debajo de la tierra– donde sucedieron todas las Maravillas que usted conoce mejor que nosotros. Pero según declararon más tarde el Sr. Carroll y usted misma, él se limitó a contarle toda la historia sobre el hombro de su amigo, que remaba delante de él, porque usted, mi querida amiga, no lo dejaba tranquilo con sus preguntas sobre lo que venía después en la historia. Le confieso que esta explicación no me satisface. (En caso de que fuese cierta, aprovecho la oportunidad para agradecerle su curiosidad aunque resultara impertinente para el Sr. Carroll.)
  
No me satisface porque tengo la impresión de que usted sigue corriendo sus Aventuras en el Mundo Subterráneo o en el que está Detrás del Espejo. Lo que añade nuevas dificultades al destino de mi carta. ¿Se la entregará acaso el mayordomo de la Sra. Duquesa junto con ese enorme sobre de Invitación que le vemos en las manos? ¿O puede que la lleve consigo el Caballero Blanco y se le haya olvidado entre una y otra caída? ¡Quién sabe, mi querida Alicia! Sigo con la impresión de que está usted debajo o detrás de Algo, no sé muy bien qué sea. Pero como es usted una niña de diez años y tan inteligente y cortés y valiente como deben ser todas las niñas, me despido con la certidumbre de que sabrá salir de sus apuros y, si encuentra un rato libre, de que algún día recibiré su respuesta a estas líneas.

La quiere de todo corazón, 


Eliseo Diego










Fuente: Fundación Cuatrogatos

3 comentarios:

  1. Qué hermosura de carta!
    Solamente quién pueda tocar las palabras con ilusión y fantasía, solamente quien sepa tejer el hilo del idioma para transformarlo en asombro y deleite, solamente un verdadero poeta escribe de esta manera.
    Me la imagino ilustrada por las cuatro manos de Enrique Martínez y de su hermano Botalin, ambos expertos en entrar y salir por el espejo.

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  2. Estoy convencida de que esas ilustraciones existen o de la mano de Enrique Martínez o de Rapi Diego, será cuestión de dar con ellas...Un saludo Perla

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  3. Me ha encantado la arta... me ha recordado un poco al prôlogo del libro " El pequeño principre", que el mismo autor explica la razon del libro. Lo he leido tanto que me lo sé de memoria. Y después, los pasajes de "Alicia"... Gracias por exponerlo. Lou

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