jueves, 12 de noviembre de 2015

La memoria del silencio. Olga Andreu









En la imagen, Olga Andreu con Abelardo Estorino





Domingo, 7 de mayo de 1988: Olga Andreu salta al vacío desde el balcón de su apartamento en el sexto piso del Edificio Chibás, en la Avenida de los Presidentes y la Calle 25 del Vedado.

Martes, 9 de mayo de 1988: en la funeraria de Calzada y K reposa el cuerpo. Titón se muestra conmovido y destrozado por la muerte de la que había sido durante años su esposa y madre de su hija Natalia.


  Uno nunca sabe lo que se esconde detrás de una decisión de esa magnitud. Quizás el suicidio sea un acto de disidencia contra uno mismo, quizás sea el fin consciente de una muerte en vida ya pasada, en cualquier caso, siempre es un acto de desesperación lo que te lleva a querer acabar con la existencia en este mundo.

  En muchas ocasiones he pensado en los motivos que llevaron a Olga a tomar ese camino. Durante varios años he ido estirando del sutil hilo de lo que fue su vida y cada vez que estiraba de uno aparecía otro. Construir un perfil de Andreu resulta complicado, son pocas las personas que quedan con vida y que puedan dar testimonio de lo que ella significó para una parte de la intelectualidad de La Habana en la década de los 70, de esas que quedan, prefieren dar dos o tres apuntes superficiales sin llegar a profundizar más en su significado, esto quizás obedezca a que el recuerdo que les causan esos tiempos, no son los más gratos y prefieren pasar de puntillas. 

  Fueron muy significativas las reuniones casi clandestinas que Olga celebraba en su casa. Virgilio Piñera, Anton Arrufat, Abilio Estevez, Abelardo Estorino, Reinaldo Arenas, Manuel Ballagas y hasta un desconocido Silvio Rodríguez,  se dieron cita en algunas de ellas, siendo sede de un Ateneo cultural donde se leían e intercambiaban opiniones acerca de los últimos trabajos de cada uno de ellos. Andreu también escribía, pero se conservan muy pocos textos de ella ya que sus trabajos tampoco los tomaba con mucha consideración y prefería mantenerlos en un plano más discreto.


  Guillermo Cabrera Infante decía de ella que su extraña fascinación iba más allá de su belleza, encantadora y a la vez poco consciente de su verdadero influjo. 
Para Reinaldo Arenas, era irreverente, antisolemne, irónica y juvenil… al margen de toda crítica implacable o de todo elogio oportunista... dotada de una sensibilidad especial, de una enorme bondad… siempre dispuesta a compartir la poca belleza que nos rodeaba.

  Sentimentalmente, era una mujer complicada y muy enamoradiza. Estuvo casada con Tomás Gutiérrez Alea y fruto de esa relación nació su hija Natalia, que en el año 1980 abandonó la isla por el Mariel. También mantuvo una relación con Calvert Cassey y con un productor teatral brasileño que vivió unos meses en la isla, pero más allá de eso, la soledad en la que Olga vivía era muy significativa. 

  En el terreno laboral, Andreu trabajó durante algunos años en la biblioteca Nacional, trabajo en el que ella se desarrolló con gran maestría creando espacios y actividades que mantuvieron en su apogeo ese espacio mientras permaneció en el puesto. El cese le llegó con la exhibición en una de las vitrinas de la biblioteca de la novela de Guillermo Cabrera Infante, “Tres tristes tigres”. En ese instante, comenzó el declive de Olga. 
Gran amiga de Haydée Santamaria, esta consiguió para ella que Raquel Revuelta le ofreciese un trabajo en Teatro Estudio como productora, puesto que aceptó con suma desconfianza y desagrado porque sabía que ese no era su lugar y sabía también que las personas que allí trabajaban pertenecían a un sistema en el que ella ya no creía. Pese a ello, se tuvo que adaptar y sobreponerse al cese en su anterior trabajo. En conversaciones con Abelardo Estorino meses antes de su muerte, me confesó que Olga trató de luchar contra ella misma tratando de adaptarse a la manera de trabajar de Revuelta, ya que esta no le hacía la vida muy amable y la tenía todo el tiempo en un segundo plano. Fueron tiempos muy difíciles donde era fácil verla por las calles con una carretilla tratando de buscar material para todas las producciones que se realizaban en Teatro Estudio.

  Años después, la decisión de su hija al querer abandonar el país, sumió a Olga en una profunda depresión de la que ya no pudo salir. Tres años después a la marcha de Natalia, tuvo la oportunidad de ir a visitarla y algunos amigos la invitaron a quedarse con su hija, pero ella renunció a hacerlo por la amistad que le unía a Haydée Santamaria

  Con todas estas premisas, sigo pensando que Olga Andreu es uno de los grandes personajes por descubrir ya que merecen toda la luz del mundo. Particularmente creo que merece un lugar mucho más digno del que se la tiene, porque fue un pilar importante para muchos intelectuales que tuvieron en su casa y en ella misma, una tribuna donde pudieron expresarse con total libertad. 


  Por mi parte, seguiré arañando la memoria de los que aún la conservan en el recuerdo…


Montse Ordóñez





8 comentarios:

  1. Es increíble, como usted recompone la memoria de Cuba .Su trabajo es de una delicadeza cálida que arropa,sin dejar de decir las oscuridades de un tiempo que aún nos ahoga.
    Muchas gracias.

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  2. La figura de Olga Andreu es la que con sutil maestria nos envuelve en lo que fueron tiempos muy dificiles. A través de una vida, se arrojan siempre condicionamientos que forman parte del decorado y estos, en parte, son los grandes causantes de las desgracias humanas...Un saludo Lisset!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Te será algo difícil lograr toda la información que quieres, pero siempre tu perseverancia te llevará a conseguir mucha más información con muchos recovecos, pues al estar vinculadas personas como Haydee y otros personajes algo complicados en aquellas reuniones y forma de vivir en un país con un sistema axficciante y complicado, no da mucha entrada a mucha información. Siempre se hace escueta y temerosa para los que quieran ayudarte con tu trabajo investigativo sobre la vida de Olga Andreu. Te deseo suerte en tus pesquisas y en ése bello trabajo que realizas en el rescate de nuestra cultura y personajes de nuestra Isla.

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  5. Llevo varios años tras la figura de Andreu y se de lo que me hablas, pero no por eso me doy por vencida, poco a poco voy teniendo piezas de ese puzzle, pero seguiré perseverando para ver si finalmente consigo construirlo. Un abrazo Anónimo

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  6. Fascinante. En la oscuridad nace la luz. Mucha suerte

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  7. No es anonimo el comentario anterior. Soy Mario Guerra

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