lunes, 9 de noviembre de 2015

Lealtad, 106. La Ciudad Celeste










Como yo soy de un lugar 
de demonios y de ángeles, 
en ángel y demonio muerto 
seguiré por esas calles... 

En tal eternidad veré 
nuevos demonios y ángeles, 
con ellos conversaré 
en un lenguaje cifrado. 

Y todos entenderán 
el yo no lloro, mi hermano.... 
Así fui, así viví, 

así soñé. Pasé el trance. 

Virgilio Piñera





En la imagen, Yonni Ibáñez






 La Ciudad Celeste fue durante varias décadas lugar de encuentro de la intelectualidad habanera. Su propietario, Juan Gualberto Gómez, el prócer revolucionario, hermano político de José Martí, hizo de su casa un santuario de la historia y de la cultura nacional. Una vez fallecido, fue su hija, Juanita Gómez, la que cogió el relevo y mantuvo la tradición de la casa acogiendo a todos los intelectuales y compartiendo con ellos todas y cada una de sus obras en interminables tertulias y celebraciones. 
Originariamente, la casa no tenía un nombre determinado. Años después, fue bautizada como Ciudad Celeste por Virgilio Piñera, uno de los pilares de esos encuentros en la década de los años 70. La familia, no había encontrado materiales para cubrir la galería y un día, sentado junto al hijo de Juanita, Yonni Ibañez, se dio cuenta de que no había techo y se sorprendió al ver el cielo tan estrellado, desde entonces se la conoció por ese nombre.

  Las tertulias en la Ciudad Celeste cesaron para siempre días después de la muerte de Virgilio. Las autoridades suprimieron cualquier reunión en ella y desde entonces, pasó a ser un lugar repudiado por los transeúntes.

  En la actualidad aún quedan personas que pudieron compartir tertulia en ese espacio y seria interesante que pudieran arrojar sus testimonios para los que no tuvimos oportunidad de vivirlos pudiéramos satisfacer nuestra curiosidad. 

  La Habana, al igual que muchas capitales del mundo, tuvo muchas casas privadas donde la intelectualidad se congregaba. En la misma época en la que la Ciudad Celeste era punto importante de reunión, coexistía la casa de Olga Andreu, esposa por entonces de Tomás Gutiérrez Alea, "Titón", donde acogía a los nuevos talentos literarios que estaban empezando o bien no encontraban su lugar en el mundo, como Reinaldo Arenas. También eran conocidas las tertulias en casa del dramaturgo Abelardo Estorino y el pintor Raúl Martínez. No podemos olvidarnos de Villaberta, en Arroyo Naranjo, propiedad de Los Diego-García Marruz, donde también se daban cita los intelectuales como Lezama Lima, Los Vitier- García Marruz, Eugenio Florit, Alejo Carpentier y el propio Virgilio Piñera. Estas quizás eran las casas más frecuentadas por esa intelectualidad que trataba de aislarse de la oficialidad, aunque de una forma u otra, tenían que saber vivir con ella, porque a raíz del documental PM de Saba Cabrera Infante y Orlando Jimenez Leal y posteriormente El caso Padilla, la isla fue irrespirable para muchos de esos intelectuales que ya no gozaron de la misma libertad para desarrollar sus trabajos. De ahí que muchas de esas tertulias fueran casi clandestinas. 

  Ya en la década de los 80 existió otro lugar donde se acercaban muchos artistas plásticos. Esta era la casa de Alex Lago y María Sánchez en Arroyo Naranjo.

  Imagino que a día de hoy, sigan existiendo centros neurálgicos donde se sigan reuniendo artistas incipientes donde compartan trabajos y nuevas ideas, pero en cualquier caso, y por el momento, no han tenido la misma repercusión que La Ciudad Celeste, la casa de Olga Andreu, Villaberta o la casa de Estorino y Martínez. Tendrán que pasar muchos años para que esos centros de culto a la intelectualidad adquieran la dimensión que alcanzaron estos. 

Montse Ordóñez







Quiero aprovechar esta entrada en referencia a lo que fue La Ciudad Celeste para compartir un documental realizado por Eliezer Pérez Angueira, donde el hijo de Juanita Gómez, Yonni Ibáñez, narra en primera persona, lo que era su casa y cual fue el paso de Virgilio Piñera Llera por ella. 












2 comentarios:

  1. Me he reído,he llorado con lágrimas silenciosas,esas que queman.
    ¿Cómo agradecer este momento,que ha surgido al "escuchar su blogspot? No tengo la menor idea.Soy una simple,común y vieja mujer cubana en exilio,mi gratitud no puede construir ni una buena frase.Solo puedo decirle que: nos constituye una circularidad de lo cubano,la melancolía del abandono desde la insularidad y una ensoñación que nos devora,el miedo y los juegos de sobrevivir detrás de la vida.Gracias y con su permiso,quiero compartir el documental.
    Un abrazo.

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  2. Querida Lisett
    Solo por haber despertado en ti esas emociones, ya ha valido la pena haber publicado esta entrada. Celebro que lo hayas disfrutado y celebro aún más que te hayas acercado a esa mítica y casi desconocida "Ciudad Celeste". Un abrazo

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